La historia de Viento Gris es la misma que la mayoría de los conejos que habitan en el Santuario Compasión Animal. Él y sus compañeros tenían los días contados: pertenecían a un señor que criaba conejos y pollos para comercializarlos y comerlos. Cuando el señor falleció, toda la familia se volcó a saquear las jaulas donde se encontraban los animales con el fin de obtener carne gratis.
Afortunadamente, Viento Gris, Alejandra y los demás conejos que habitan en nuestro refugio tuvieron la suerte de ser rescatados y ahora disfrutan de su vida en el santuario.
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