Cova nació en una granja intensiva. Con apenas cuatro semanas de vida Cova enfermó y el ganadero la apartó para dejarla morir. Era un desecho, un bebé enfermo en una industria que no cura a los bebés porque no es rentable. A nadie le importó si Cova deseaba vivir. Nadie se fijó en aquellos pequeños y redondos ojitos que observaban a su alrededor sin entender lo que sucedía. Pero ocurrió algo inesperado. Y es que alguien se cruzó en su camino y Cova fue rescatada.
Cova estaba muy enferma, pero gracias a las atenciones veterinarias y a los cuidados deSantuario Compasión Animal logró superar su enfermedad. Cientos de millones de bebés cerdos son asesinados cada año en nuestro país, pero Cova fue una entre más de cien millones.
Hoy Cova ya ha olvidado aquel infierno y crece muy rápido en Santuario Compasión Animal.